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Origenes de la comunidad de Tera
A principios de los años cincuenta, el padre Hipólito Berlier
decidió ir por fin a un pueblecito del Goruol, Fantchio,
muy cercano de Mali y Burkina Fasso. Le reclamaban desde
hacía varios años un grupo de songhay que quería formar
una comunidad cristiana. Llegó a Tera y allí la administración
colonial le facilito un guía y un caballo. Muy de mañana
emprendieron juntos el camino y el misionero se dio cuenta
de que el guía llevaba una cabra del ramal y le preguntó:
- ¿Qué objeto tiene una cabra en nuestro viaje? ¿no ves
que nos va a retardar? - Kaabe (barbudo), vamos a pasar
cerca de la casa del león; si sale a vernos, le entregamos
la cabra y nosotros seguimos adelante.
Niger: cruce de rutas, comercio, caravanas
y cultras
Un país en el corazón Entre el páramo y el desierto, entre
los países subsaharianos que tienen acceso al mar y los
países árabes del Norte de África, se encuentra Níger cruzado
desde antiguo por las rutas de las caravanas. Atravesaban
el desierto hacia Marruecos, Trípoli (La Tripolitaine) y
los emiratos árabes con sus mercancías más variadas: esclavos,
polvo de oro, telas, sal, dátiles… que siguen activas hasta
el día de hoy con los mismos u otros productos que quieren
pasar desapercibidos: emigrantes, cigarrillos, armas, drogas…siempre
en la misma dirección. Níger se encuentra entre el mundo
árabe-beréber y las culturas subsaharianas. De las dos se
ha alimentado y ha recibido su huella a través de los siglos
que se percibe en cualquier mercado del país donde se encuentran
gentes de orígenes muy diversos: árabes, tuareg, peul, songhay-djerma,
hausa, gurmanché…
Abraham nuestro padre en la fe: llamada
a la fraternidad
La inmensa mayoría son musulmanes, todas las encuestas
les dan más del 90% de la población, unos desde tiempo inmemorial
( árabes, tuareg, peul) y otros de conversión más reciente.
Una tienda de nómadas Comerciantes, artesanos, funcionarios
venidos del Sur: Benín, Togo, Nigeria…y nativos que por
diversas circunstancias se han hecho cristianos forman hoy
la Iglesia de Níger como una tienda de nómadas entre los
infinitos arenales. En el frontispicio del altar mayor de
la catedral de Niamey hay un bajorrelieve esculpido en madera
que representa el sacrificio que ofrece Abraham a Yahvé.
Abraham, el padre de la fe en el que nos reconocemos todos,
cristianos y musulmanes, en una común fraternidad, está
en el corazón de esta Iglesia como una estela a la que nos
referimos constantemente.
Una comunidad pequeña, que se solidariza
con los pequeños y los marginados
Entre un sacrificio y otro Así lo quiso Mons. Berlier,
el primer obispo del país, y en ello invirtió gran parte
de sus energías creando lazos de respeto, confianza y amistad
con la comunidad musulmana y sus imanes visitándoles con
frecuencia, escuchando sus consejos y haciéndoles partícipes
de su bondad, sencillez y generosidad. Mons. Berlier era
un hombre grande, gordo y bonachón que transmitía humanidad
en sus palabras y gestos. El otro sacrificio es el que se
ofrece sobre el altar: el pan de vida que se da y se reparte
gratuitamente. En uno de los países más pobres de la tierra,
la pequeña Iglesia de Níger, nómada y mendicante, ha realizado
y sigue realizando infinidad de proyectos de desarrollo,
ayuda y asistencia contra inundaciones, hambrunas, plagas…
hasta en los rincones más retirados del país en medio del
desierto y ofrece con sus escuelas, talleres y centros la
mejor formación del país, a la vista están los resultados,
para todos los niños y adolescentes. Es una comunidad pequeña,
no alcanza el 1% de la población, que enseguida se solidariza
con los pequeños y los marginados. Así se ha ganado el respeto
y el cariño de la sociedad y de las autoridades locales:
el arzobispo de Niamey es consultado con cierta frecuencia
por el presidente del gobierno y algunos ministros y forma
parte de un consejo de sabios con el gran imán de la ciudad.
Las hermanitas de Foucauld: un tesoro
de la iglesia de Niger
Las hermanitas de Foucauld Las hermanitas de Jesús (de
Foucauld) han dejado también su impronta en la comunidad
cristiana. "Son un tesoro de la Iglesia de Níger", me decía
un viejo misionero. - ¿Por qué? - Llegaron muy pronto al
Níger y enseguida se introdujeron en la sociedad, cultura
y maneras tuareg: plantaron sus tiendas junto a ellos, aprendieron
su lengua y algunas de sus comunidades siguieron su vida
nómada con su rebañito de cabras y burros en busca de pastos
por las llanuras del Teneré. Su hábito azul se hizo muy
popular por los campamentos tuareg y crearon un tipo de
relación con las gentes del Islam que no era otro que la
vida compartida en los gestos más sencillos de las tareas
cotidianas: ordeñar, sacar agua del pozo, rezar, cuidar
un enfermo, pedir ayuda para plantar una tienda o llegar
a los manantiales más profundos, hablar de Dios al oreo
de la tarde, compartir el té tuareg mientras rezan a diario:
- "Recibe la ofrenda de mi vida por la redención de mis
hermanos del Islam". La tela que se teje De esta forma se
va tejiendo un tejido nuevo de confianza, solidaridad y
amistad que saca a la luz del día lo más escondido del corazón.
Es allí, en esta relación de confianza donde surge en momentos
de paz e inspiración con frecuencia temas como la oración,
la fe, la búsqueda de Dios y se va acrisolando una espiritualidad
que revitaliza, como revitalizó a Carlos de Foucauld o a
los monjes de Tibhirine. Estos hombres establecieron unos
lazos fuertes y apretados de fraternidad y confianza con
sus vecinos y amigos del Islam y esa relación inspiró y
transformó su vida monástica así como la expresión de su
fe.
Acercamiento diálogo y convivencia
La Iglesia de Niger ha experimentado también ese proceso
de purificación y renovación en su convivencia con el Islam
y he observado que los musulmanes sencillos y buena gente,
la mayoría, acogen de buen grado el testimonio de la comunidad
cristiana hacia la que a menudo muestran signos de admiración
y respeto. Este proceso de acercamiento, diálogo y convivencia
se va haciendo a muy largo plazo y discretamente aunque
a veces sea objeto de críticas y desconfianzas.
La guerra y el desgarro de la separación
La guerra del Mali, con todas las repercusiones que tiene
en los países del Sahel, sus integrismos violentos, rechazo
del otro, puritanismos irracionales, puede dar al traste
con todas las esperanzas y vínculos que se han creado. El
expolio Las hermanitas de Foucauld, por razones de seguridad,
se les ha obligado a abandonar varias misiones: Agadez,
Nguigmi…y últimamente Bankilaré, vecina a nuestra misión
de Tera, y decían al dejar Bankilaré: "Es inútil describir
el desgarro que ha supuesto para nosotras: los lazos de
comunidad y personales que se han ido estableciendo, los
rostros que guardamos en el corazón y el testimonio de que
una vida común (con el pueblo tuareg) es posible… parece
que se han quebrado. Se diría que es eso lo que pretenden
los integrismos. Causa un dolor terrible que toca el corazón
del Evangelio y el carisma de fraternidad; sobre todo que,
allí, en Bankilaré, vivíamos esta proximidad, "este vivir
con" un pequeño grupo humano, marginal, que no pasará a
la historia, y descubríamos con alegría los valores que
estaban allí, en lo cotidiano, con sabor a Evangelio"
No lo sabría decir mejor que ellas, pero ha sido la misma
experiencia que vivimos nosotros ahora al dejar Tera: el
desgarro, el dolor y la sensación de ruina, el sabor a ceniza
y el desconcierto… Adiós Alhadji, adiós mercado, adiós Umu,
adiós Musa y Fati, adiós puente, adiós Tera… iba murmurando
Joaquin por la ventanilla del coche cuando abandonamos la
misión; sin embargo, mantenemos la esperanza y trabajaremos
para que así sea, aunque no resulte fácil, de que el amor
y la fraternidad acabarán por triunfar una mañana radiante
de Pascua. Por eso seguimos adelante. Rafael Marco. SMA
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